Entender la personalidad de Géminis resulta importante a la hora de tomar contacto con personas nacidas bajo este signo. Entender sus debilidades y fortalezas es también muy beneficioso para llevar adelante una relación ya sea laboral o personal y de esta manera entender lo bueno y lo malo que se oculta detrás del signo.
En este artículo te contamos sobre las polaridades en la personalidad Geminiana.
Versatilidad es la palabra clave para describir a los nacidos bajo este signo. Se trata de personas por demás expresivas y dueños de una lengua filosa. Este signo representa la dualidad y pueden observarse dos lados de su personalidad. Por un lado los nativos de Géminis se muestran expresivos, comunicativos y listos para la diversión. Por otro lado puede vérselos serios contemplativos y hasta indecisos.
Su gran don es el de la adaptabilidad, pudiendo sumergirse en variadas situaciones y entablar relación con un ancho de personas muy interesante.
Lo bueno de Géminis:
Sin duda la gran fortaleza de Géminis es su curiosidad, la habilidad para compartir ideas hacen de este nativo una persona muy productiva en sus relaciones. Son personas muy cariñosas y acostumbran siempre a tratar muy bien a los demás ya que disfrutan de generar nuevos vínculos y conocer personas. El individuo nacido bajo el signo de Géminis es capaz de adaptarse a cualquier situación y encajar en cualquier ámbito social. Tiene una gran capacidad para la lectura la escritura y las ventas.
Lo malo de Géminis:
El gran punto débil de géminis es usar sus energías de manera demasiado dispersa. Este signo trabaja en demasiadas cosas a la vez lo cual muchas veces no le permite entregar el cien por ciento de sí en un proyecto. Esto se hace notar en los resultados de aquello que emprende.
Otra desventaja son sus nervios, puede verse en estos nativos un estado de ansiedad constante. Estar quietos y permanecer en un lugar durante demasiado tiempo representa algo tremendamente difícil para ellos ya que se aburren con rapidez.
Además, el geminiano muchas veces pierde el interés por las cosas demasiado rápido. Incluso en una conversación lo usual es que no escuche al otro sino que se lo vea ansioso esperando su turno para hablar.
